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La Censura en Hollywood


Actualmente podemos disfrutar de diferentes géneros en el cine, y saber de acuerdo a la clasificación de la película, quién puede ver qué cosa y quien no, pero el camino que siguió la industria del cine para llegar a la clasificación que conocemos hoy en día fue muy accidentada.

A finales del siglo XIX e inicios del XX, Estados Unidos vivía una época progresista, socialmente hablando, y se buscaba traer un cambio positivo. Esta fue la infancia del cine, y diversos grupos sociales buscaban la forma de regular esta nueva forma de entretenimiento.


En 1897, en Carson Nevada se llevó a cabo “La Pelea del Siglo” como fue bautizada en aquel entonces - James Corbett se enfrentó a Bob Fitzsimmons. El evento fue filmado por Enoch J. Rector en más de 11,000 pies de cinta, convirtiéndose en la película más larga e importante filmada en aquel tiempo. El box era un deporte muy popular, pero era ilegal en todo el país menos ¡en Nevada!, así que había leyes en contra de las peleas en todos los estados, pero no en contra de mostrar películas de estas. Hoy todos vemos infinidad de peleas de box y otros deportes de contacto en eventos por cable y televisión abierta, pero para la sociedad de aquel entonces, ver a dos cristianos partirse el alma a golpes era algo bastante escandaloso.


El resultado fue que tres días después de la pelea, la legislatura de Maine pasó una ley que multaba a cualquiera que exhibiera películas de box con la suma de $500.00 USD. Illinois, Minnesota, Nueva York y Pennsilvania siguieron el ejemplo. Pero como en todos los casos en donde algo se prohíbe, por obviedad se vuelve más popular y todo mundo quería un echarle un vistazo, así que las leyes no tuvieron mucho éxito.

En 1907 y 1908, Chicago y Nueva York, los dos mercados más grandes del cine en aquel tiempo, comenzaron a decretar leyes para censurar las películas y los cines que las exhibían – en Nueva York se cerraron más de 550 establecimientos basándose en la protección contra incendios, lo cual es bastante plausible, y en otros fundamentos morales.

Uno de los pocos grupos que no veía a las películas como entes malignos, fue El Instituto de la Gente, el cual ofreció una solución. Junto con otros diez grupos que incluían a la Federación de Iglesias, La Liga Municipal de Mujeres y la Sociedad para la Prevención del Crimen crearon en 1909: El Comité de Censura del Cine de la Ciudad de Nueva York, ¿Cuál era su trabajo? Revisar y editar las películas a cambio de una pequeña remuneración. Pobre cine, estaba siendo duramente golpeado en las taquillas así que los exhibidores no tuvieron más remedio que acatar voluntariamente sus decisiones, basadas en la moral de cada persona que formaba parte de este Comité.


El mercado de Nueva York era tan grande que la influencia del Comité se esparció a nivel nacional, entonces cambiaron de nombre a Comité Nacional de Revisión. Por algún tiempo pudieron evitar la intervención del gobierno, pero la presión era fuerte y muchos estados promulgaron sus propios comités de censura.


Entonces vino una decisión histórica: la Mutual Film Corporation VS Ohio Industrial Commission en 1915. La Mutual era una compañía de noticias que objetaba tener que pagar honorarios a varios comités de censura de diferentes estados para poder transmitir sus cápsulas informativas, tenían que esperar semanas o incluso meses para que fueran distribuidas y se apegaron entonces a la primera enmienda. Pero para su mala suerte, la suprema corte dijo que: “La exhibición de películas es un negocio, puro y simple, originado y conducido por el lucro... no debe considerarse como parte de la prensa del país, o como órgano de la opinión pública”

Malas noticias para el cine que aún no era considerado un arte y mucho menos de libre opinión, con esta resolución el gobierno pudo implementar su reinado legal acerca de su contenido.

Todos hemos tenido el placer culposo de hojear un tabloide amarillista para leer los chismes de las celebridades - el Hollywood de los años 20’s estaba lleno de escándalos desde acusaciones de violación sin fundamento, homicidios involuntarios y asesinatos con tintes homosexuales, la meca del cine se ahogaba en sus propios escándalos y alguien tenía que hacer algo para mantener la intervención del gobierno lo más lejos posible. Entonces los estudios se unieron para formar The Motion Picture Producers and Distributors of América (MPPDA) y acudieron a un agente interno de Washington, llamado William H. Hays.


La tarea del Señor Hays era muy sencilla, el recibía unos nada despreciables $150,000 USD al año para aliviar la presión entre Hollywood y Washington, abogando por los intereses de los estudios. ¿cómo? En 1927, formó un comité junto con las cabezas de los estudios, para elaborar una lista de “No’s y Tener cuidado con”, basada en los artículos comunmente censurados por los comités de censura locales, incluían 11 temas completamente tabú y 25 que debían tratarse con suma delicadeza.

La lista duró poco. La cuestión de la censura en Hollywood causó estragos, pero la industria se alimentaba ahora de una nueva tecnología cinematográfica: El Sonido. El sonido en el cine atrajo nuevas audiencias, incluyendo a niños pequeños y también marcó el comienzo de un ciclo severo de violento realismo que provocó otra protesta de un público cada vez más notorio.

Entonces, la MPPDA emitió la declaración de una política llamada “The Motion Picture Production Code” más conocido como el famoso Código Hays.

La consecuencia de este código fue el establecimiento de un pequeño jurado para que revisara el contenido de las películas, pero seguía siendo solamente un código en papel y mucha gente no lo tomaba en cuenta.

Fue cuando los Arzobispos Americanos de la Iglesia Católica Romana organizaron la Legión de la Decencia en 1934, quienes por supuesto se preocupaban más por los temas tabús y mal vistos por la sociedad puritana y tenían como apoyo a organizaciones Protestantes y Judías, entonces se dió ¡el acabóse! Boicot total a películas que ellos consideraban inaceptables.

Hollywood estaba en crisis aún tratando de superar las pérdidas de 1933 debidas por la gran depresión, tenían que hacer algo o morir en el intento. La oficina de Hays autorizó el Código de Producción Administrativo (PCA por sus siglas en inglés) con Joseph I. Breen a la cabeza. Podríamos dedicarle todo un artículo a este recalcitrante católico irlandes, pero para que se den una idea de quien era este señor, en una carta dirigida al sacerdote Jesuita y entonces editor de America el Reverendo Wilfrid Parsons, Breen escribió que Hollywood consistía en “un grupo de gente podrida y vil sin respeto a nada más que a la producción de dinero. Aquí tenemos Paganismo rampante y en su forma más virulienta. Ebriedad y libertinaje son comunes. La perversión sexual es rampante… cualquier número de nuestros directores y estrellas son pervertidos. 95% de estos sujetos son Judíos o tienen linaje de Europa del Este. Son, probablemente, la escoria de la tierra”

La MPPDA estuvo de acuerdo en mostrar películas moralmente adecuadas y que tuvieran el sello de la PCA. Breen hizo muy bien su trabajo: escenas de pasión fueron prohibidas, las películas tenían que defender la santidad del matrimonio, ni hablar de relaciones homosexuales, adulterio, seducción y violación, estos solo debían ser sugeridos y nada más si eran absolutamente necesarios para la trama y claro, estas conductas mal habidas debían ser castigadas al final de la película. Blasfemia, implicaciones de prostitución, adicción a las drogas, desnudos, bailes sexuales sugestivos y disfraces fueron prohibidos. El cine se convirtió en la ventana de una sociedad hipócrita que quería ocultar sus propios problemas sociales.

La violencia era otro tema igual de censurado, que esperanzas que se mostrara una ametralladora, que se detallara un crimen o presentaran armas ilegales. La policía jamás debía ser mostrada vencida por los criminales y el crimen debía ser castigado al final.

Pero, ¿Por qué los estudios aceptaron esta censura draconiana?

En pocas palabras porque no tenían de otra, se mantenían lejos del control de Washington, sofocaban los miedos de grupos religiosos que amenazaban con boicots y consiguieron un método simple y eficiente de seguir haciendo cine: las historias iban siempre hacia donde mismo, el amor terminaba en matrimonio y el crimen terminaba en castigo, una fórmula que hasta la fecha sigue siendo útil para producir cine en masa.

Entonces llegó un desafío cuyo nombre fue: Howard Hughes. Este exéntrico millonario descubrió a la voluptuosa Jane Russell y le dio su primer papel en la cinta de 1941 “The Outlaw”. Howard estaba enamorado de los senos de Jane, pero para su mala suerte la oficina de Breen hizo que se filmaran de nuevo 37 tomas en donde se hacía énfasis en los atributos de la actriz. La película no pudo ser estrenada hasta 1946 cuanto obtuvo un acuerdo de distribución con una firma fuera de la MPAA (Motion Picture Asociation of America, la MPPDA después de que Hays se retiró en 1945), la United Artists.


La película dejaba ganancias a donde iba, quizás por el revuelo que causo su estreno al ser distribuida sin el sello de aprobación de la PCA y quizá tal vez con mayor razón por que todo mundo quería ver a Jane Russell.

El código estaba perdiendo poder, a los estudios no se les permitió ser dueños de los cines, así que estos decidían que exhibir algunas veces mostrando películas extranjeras no aprobadas. Entonces en 1952 y a consecuencia del caso Joseph Burstyn VS Wilson, la Sumprema Corte decidió que “La expresión por medio de las películas está incluída dentro de la libertad de palabra y de prensa garantía de la 1ª y 14ava enmienda”¡Triunfo, el gobierno dejaba de meter las manos en el cine!

En 1953 Otto Preminger desafió a la PCA al estrenar “The Moon is Blue” una comedia romántica que la oficina de Breen había objetado que tenía “una actitud ligera no aceptable hacia la seducción, sexo ilícito, castidad y virginidad” Si los miembros de la oficina de Breen hubieran visto lo que vemos nosotros hoy en día probablemente se hubieran suicidado, empezando por Breen. Sin el sello de aprobación de la PCA, la película fue un éxito.

Otras películas que desafiaron a la PCA y tuvieron éxito fueron “The Man with the Golden Arm” también de Preminger, protagonizada por Frank Sinatra en donde interpreta a un adicto a la heroína; Baby Doll del controvertido Elia Kazan, abiertamente condenada por la Liga de la Decencia también tuvo mucho éxito muy a su pesar.

En 1968, Jack Valenti quien era presidente de la MPAA, instituyó un sistema de clasificación con 4 niveles: G para audiencia general, M para madura, R para restringido nadie menor de 16 años sin la compañía de un adulto, y X para adultos solamente.


Hubo cierta confusión así que se cambió la clasificación un poco después, la M cambió a PG – para audiencia general con guía de padres. PG – 13 fue añadida a mediados de los 80’s como un punto medio entre PG y R después de algunas protestas sobre algunas películas de Steven Spielberg como Indiana Jones y el Templo de la Perdición, Poltergeist y Gremlins. Red Dawn tuvo el honor de ser la primera película estrenada con clasificación PG – 13. En septiembre de 1990, la MPAA reemplazo la X por NC – 17.

Hollywood libró una dura batalla contra la censura que a fin de cuentas resultó en una situación gana – gana, y gracias a todo ese proceso hoy el séptimo arte puede expresarse libremente en un sinfín de formas, géneros y matices diferentes.

Filmmaker.IQ

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