Por allá por 1926 el ingeniero José J. Reynoso, quien era el director general de la compañía cigarrera “El Buen Tono S. A.” trajo algunos de los primeros cortometrajes hablados a México.
De acuerdo al cronista José María Sánchez García, en el “Cine Imperial” (antes el Teatro Colón), en la Ciudad de México, se exhibieron los primeros cortometrajes hablados que consistían en bailables, canciones, monólogos y cosas sencillas.
Sin embargo, el cine hablado en México no se dio de un día para otro, hubo muchas dificultades en todo este proceso, de hecho, en diciembre de 1929 el periodista Joaquín de la Horia escribió un artículo en donde resumía todos los problemas de la llegada del cine sonoro a nuestro país.
En este artículo, el periodista nos cuenta que todas las producciones de Hollywood eran ya sonoras, pero esto solo se podía explotar en países de habla inglesa; para que pudieran acceder las películas al mercado en español y en otros idiomas, se tuvieron que seguir haciendo versiones mudas de cada cinta. Esto beneficiaba a países fuertes, cinematográficamente hablando, como Alemania, Francia y la Unión Soviética.
Desafortunadamente en España y en América Latina no se podía satisfacer la demanda del público, ya que, las películas sonoras subtituladas resultaban insatisfactorias debido a que en su mayoría estos espectadores eran analfabetos.
Aunado a esta insatisfacción del público, un decreto del gobierno del entonces presidente Emilio Portes Gil, exigía:
"Absoluta pureza castellana del lenguaje en los títulos de las películas extranjeras"
Dolores del Río |
México quería y exigía cintas en su propio idioma. La única solución para Hollywood fue la de producir películas también habladas en castellano para no perder público, éstas serían versiones de las mismas películas habladas en inglés, pero utilizando al talento hispano hablante que ya había hecho fama en ese entonces en los Estados Unidos, como Dolores del Río, Ramón Novarro y Lupe Vélez entre otros.
Ramón Novarro |
Todo esto significaba una urgencia para crear una cinematografía nacional.
Lupe Velez |
Miguel Contreras Torres, uno de los más característicos representantes del cine mudo nacional, quién fue militar y cineasta autodidacta, con un espíritu independiente y que
realizó una de las obras más abundantes del cine mudo mexicano fue el iniciador del cine sonoro. Él dirigió todas sus películas mudas, además de hacer de productor, argumentista y frecuentemente de actor principal. Le encantaban los temas patrios, así que su primer cortometraje hablado de 1929 fue el titulado “El Águila y la Serpiente” pero no tuvo el éxito esperado ni en longitud ni con el sonido.
Miguel Contreras |
Después y con un resultado semejante al anterior, en septiembre del mismo año, Salvador Pruneda dirigió “Abismos”, pero ni siquiera fue exhibida comercialmente.
Al año siguiente se estrena “Más Fuerte que el Deber” de Raphael J. Sevilla, que obtuvo un éxito moderado entre el público pero que ha pasado un tanto indiferente entre los comentaristas del cine mexicano, aunque la cinta indicó algo tan importante en aquel momento, como la predisposición de los espectadores mexicanos a aceptar un cine sonoro nacional.
En 1931, el cine mexicano es inaugurado formalmente con la película “Santa”, la cual es considerada como la primera película mexicana sonora, cuando en realidad es la segunda. Fue dirigida por Antonio Moreno y contó con las actuaciones de Lupita Tovar, Carlos Orellana, Juan José Martínez Casado, Donald Reed, Antonio R. Frausto y Mimí Derba.
El Cine Mexicano tiene mucha historia y ha venido recorriendo desde hace mucho tiempo un largo camino, y con todo y sus altibajos hay que estar orgullosos de lo que nuestro país es capaz de hacer en materia del séptimo arte.
¿Sabías qué?
La música de la película “Santa” es de Agustín Lara y entre las extras figuran Sofía Álvarez y Rosa Castro. Tuvo un costo de $45,000.00 pesos y se estrenó el 30 de marzo de 1932 en el cine Palacio con una duración de 81 minutos.
Stan Laurel y Oliver Hardy hicieron versiones completamente en español de sus películas, en donde ellos mismos hablan en español.
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